miércoles, 15 de abril de 2009

Egmont



Hoy he escuchado por primera vez esta obra completa. Normalmente cualquiera que ame la música de Beethoven, incluyéndome a mí, por supuesto, conoce la famosa obertura Egmont pero nunca hasta hoy me había parado a escuchar el pedazo de obra a la que preludia.

Después de la famosa obertura, llena de drama e intensidad, continúa una verdadera obra incidental llena de emoción y desesperación. Hasta que no la he escuchado completa no me he dado cuenta de lo genial que es la obertura, y de que sólo es el primer plato de un menú completo tras el que es imposible no quedar saciado.

La historia se las trae, y Beethoven la tomó del drama homónimo de Johann Wolfang von Goethe, al que admiraba desde niño. Una historia llena de exaltación del sacrificio de un hombre, sobre el valor de todo lo que pierde a causa de su lucha contra la tiranía, valores muy establecidos en la época de las revoluciones burguesas y del incipiente romanticismo.


Vámonos al siglo XVI para encontrar al Conde de Egmont. España era el gran Imperio y entre sus posesiones territoriales se encontraba Flandes. Egmont era un noble de una de las más ricas familias de Flandes, caballero del imperio y primo del rey de España, Felipe II. Se formó militarmente en España y heredó tierras en la provincia de Holanda.

Cuando Felipe II implantó la Inquisición en Flandes, zona fronteriza entre católicos y protestantes, Egmont, junto con Guillermo de Orange y el Duque de Horn protestaron enérgicamente ante el rey. Egmont viajó a Madrid con la intención de hacer cambiar de opinión a su primo, el rey, respecto a la política religiosa en los Países Bajos, pero se encontró con demoras en la decisión y al final con la rotunda negativa de Felipe II.
Egmont volvió a Flandes con sus malas noticias casi al tiempo que se creaba allí el más tarde llamado "Tribunal de la sangre", creado y tutelado por el Duque de Alba, con el fin de aplastar la reciente herejía protestante. Tras unos disturbios iconoclastas en Amberes, que Egmont deploró como católico, éste y el Duque de Horn son llamados por el Duque de Alba para recibir las instrucciones del rey. Ambos son arrestados y condenados a muerte, aún habiendo manifestado su lealtad al rey en todo momento.

Fueron decapitados en la Plaza Mayor de Bruselas el 5 de Junio de 1568.

Así lo escribió Goethe y así lo pintó Beethoven y aquí os lo dejo para que lo disfrutéis, de arriba abajo. Es la Staatskapelle de Berlín, con Heinz Bongartz como director, Elisabeth Breul, soprano y Horst Schulze como recitador. Muy Beethoven.

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Y también os dejo a un jovencísimo Celibidache dirigiendo la Obertura con la Filarmónica de Berlín.

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